La partida de Antonio este 26 de setiembre deja un vacío inmenso en el mundo del teatro social. Pero su legado, encapsulado en Delta, seguirá resonando. La obra, que ha recorrido el corredor de explotación y captación de Cusco y Madre de Dios, y las ciudades peruanas afectadas por la trata de personas, es más que un homenaje a su vida y visión: es una herramienta viva, que continúa inspirando a quienes luchan por un mundo libre de trata. Delta no solo es una obra, es un llamado a la acción, una invitación a no mirar hacia otro lado, y a recordar que, detrás de cada víctima, hay una historia que merece ser contada y derechos que deben ser restituidos.
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