Voces por el cambio

Mujeres jóvenes que luchan y se rebelan todos los días para transformar al mundo

América Apaza. “El amor no debe soportarlo todo”. Estudiante de Psicología, realiza su pasantía en Mujeres en busca de justicia, el servicio legal de Mujeres Creando. A sus 21 años, su propósito es aportar desde su profesión para que las mujeres no desistan cuando se animan a denunciar violencia y a que salgan de ese círculo cuanto antes.

Celina Colque Ortiz. “Hay mucho abuso hacia la niñez”. Tiene 17 años y además de estar concluyendo sus estudios secundarios, decidió asistir a los talleres que realiza la Fundación Estrellas en la Calle en la ciudad de Cochabamba. Ella quiere conocer los derechos de la niñez y promoverlos, porque donde vive hay muchos abusos hacia las niñas, niños y adolescentes Su propósito es ser trabajadora social para asegurarse de que se respeten los derechos humanos.

Claudia Baldelomar Zambrana. “Perseverancia para que escuchen nuestra voz”. Tiene 16 años y junto con la Fundación Ayni, en el Valle Alto de Cochabamba, ha potenciado su voz en primera persona. Desde hace tres años, participa en congresos nacionales de niñas, niños y adolescentes donde promueve los derechos de la niñez. El problema en su región es el menosprecio de la opinión de las niñas y niños, por lo que nunca suelen tomarles en cuenta para las decisiones, a pesar de que están organizad@s. Pero ella da el ejemplo con la perseverancia para superar el adultocentrismo. Su sueño es estudiar Medicina y lograr que las personas adultas escuchen a las niñas y niños.

Diana Carolina Marca Meneces. “Las niñas y niños no tienen tiempo libre”. A sus 16 años no solo estudia en el colegio, sino que es una defensora del medio ambiente y de los derechos de niñas y niños. Además forma parte de los grupos de autoprotección organizados por la Fundación Ayni en el Valle Alto de Cochabamba. Uno de los problemas en su región es que las niñas y niños carecen de tiempo para la recreación, por todas las responsabilidades que deben asumir ayudando a su madre y padre, o cuidando a sus hermanas y  hermanos. Su sueño es ser bióloga para proteger a los animales y el medio ambiente y seguir denunciando la vulneración de derechos de la niñez.

Elba Tola Colque. “Hay que hablar de seguridad en las redes sociales”. A sus 20 años es estudiante de Ingeniería de Sistemas en la Universidad Pública de El Alto (UPEA); fue presidenta del centro de estudiantes de su colegio el 2016; ha impulsado, junto al Centro de Estudios y Apoyo al Desarrollo Local (CEADL), la organización de estudiantes de secundaria del Distrito 8 de la ciudad de El Alto y, al terminar el colegio, con otras compañeras creó el grupo Jóvenes por la Acción Social. Su organización enfrenta la trata y tráfico, que afecta sobre todo a las adolescentes en El Alto, informando sobre los riesgos de las redes sociales y sobre las herramientas digitales que existen para cuidar la privacidad. “Si no sabes manejar (las redes) te haces vulnerable, porque los tratantes pueden averiguar y saber dónde vives”. Elba afirma que no hay instancias que controlen y persigan el acoso y la violencia digital.

Esperanza Flores Bautista. “La clave es no darse por vencida”. A sus 11 años encontró un espacio para poder expresarse de forma libre en la alianza que conformaron la organización de niñas, niños y adolescentes trabajadores y la Pastoral Social Caritas Potosí (Pasocap). Hoy que tiene 15 años, además de estudiar y trabajar, difunde y promueve los derechos laborales que tienen como sector. El problema principal en su región para las niñas, niños y adolescentes trabajadores es la explotación laboral y Esperanza está convencida de que la única forma de superar esto es no darse por vencida y buscar alternativas de emprendimientos propios. Su sueño es estudiar Comunicación Social.

Jacqueline Cuba Ágreda. “Que no te impongan límites”. Tiene 18 años y está en sexto de secundaria; trabaja como voluntaria con el CEADL, organización a la que se acercó cuando era integrante del Comité Municipal de Niñ@s de Sucre a fines del año 2017, para la difusión de los derechos humanos. Hoy es parte del Comité Departamental de Jóvenes de Chuquisaca. En Sucre, dice, persiste la creencia de que “la mujer es para la casa” y la educación aún es un privilegio de los varones. El acceso al trabajo también es restringido, pues las mujeres son subvaloradas.

María Luz Gonzáles Choque. “Participar pese a las barreras”. Desde el 2016 es voluntaria en el CEADL para promover los derechos humanos. Tiene 24 años, es egresada de Contaduría Pública y también estudia Ciencias de la Educación. Se siente orgullosa de haber sido parte del equipo que consiguió, en casi tres años, la aprobación de la Ley Municipal de la Juventud en el municipio de El Alto y pertenece a la organización Punto Cero. Cuestiona las barreras que existen para la participación de las mujeres jóvenes en todos los espacios: en la familia, donde pretenden recluirlas al espacio privado; en lo laboral, sobre todo en el ámbito público, donde quedan relegadas de la toma de decisiones y son orientadas solo a temáticas de género por considerarlas cosas de mujeres; en lo académico, donde el acoso sexual queda en la impunidad y provoca la deserción.

Mariana Escalier Roncal. “Son tantas y con mucha fuerza”. Tiene 22 años y es egresada de Psicología. Desde que comenzó sus estudios se interesó en la psicología comunitaria, pero cuando se enteró de que en “Mujeres en busca de justicia” faltaban manos para atender a todas las mujeres que acuden al servicio legal del movimiento feminista Mujeres Creando, no lo pensó dos veces y se ofreció como voluntaria. Nunca se imaginó que fueran tantas y muchas con historias muy difíciles de violencia. Pero al mismo tiempo encontró mucha fuerza en estas mujeres, pues decidieron salir del círculo de la violencia, aunque algunas ni siquiera sabían qué camino tomar. En este momento es importante para ella saber que está contribuyendo incluso haciéndoles saber a las mujeres y a sus hijos e hijas que no están solas, y que hay varios caminos para alcanzar su soberanía.

Nayeli Beatriz Arapa Calizaya. “Deben aplicarse las leyes para proteger a la niñez”. En la zona donde vive Nayeli es muy frecuente el abuso infantil y ella cree que para evitarlo deben aplicarse las leyes como corresponde, lo que ahora no está ocurriendo. Por este motivo, a sus 15 años decidió formar parte de las actividades que realiza la Fundación Estrellas en la Calle para dar a conocer los derechos de la niñez y promoverlos. En cuanto pueda, Nayeli quiere convertirse en policía para poder ayudar y proteger a todas las niñas y niños.

Nelba Puma Sandoval. “Hay que tomar decisiones y decir lo que pensamos”. A sus 18 años, ella ha decidido estudiar Derecho, trabajar en la difusión de los derechos de la niñez y la juventud junto con el CEADL, y también rescatar perros. Mucho antes se dio cuenta de que las mujeres temen “dar a conocer la forma en que piensan, la sociedad es discriminadora y machista y las mujeres nos sometemos”. Ella decidió hablar con su mamá y decirle que era injusto que sus hermanos tuvieran que ser atendidos como dioses. Y funcionó. Después en el CEADL propuso que se dicten talleres sobre aspectos laborales para adolescentes y jóvenes, y esto ayudó mucho a que conozcan sus derechos en ese ámbito. Así también ha denunciado el bullying, el acoso sexual y la violencia machista.

Reyna Elizabeth Copa Marca. “A las niñas les pagan menos”. A sus 16 años tiene claro que quiere ser abogada para defender a las niñas, niños y adolescentes que sufren algún tipo de violencia, incluida la explotación laboral. Para lograr su sueño estudia y trabaja, y es parte de la organización de niñas, niños y adolescentes trabajadores que tienen una alianza con Pasocap desde hace cuatro años. Así pudo conocer sobre sus derechos laborales, porque hasta entonces solo sabía de las injusticias, como largas jornadas de trabajo y bajos salarios, en especial para las niñas. Una de las actividades que realiza con Pasocap es la capacitación en repostería y el incentivo para generar pequeños emprendimientos que les permitan lograr su independencia económica.

Verónica Mamani Quispe. “Jóvenes emigrantes, las más expuestas a la violencia”. Emigró de la provincia Inquisivi a la ciudad de El Alto para entrar a la universidad. Hoy, a sus 23 años, está preparando su examen de grado en Derecho y es estudiante de Sociología. Desde el 2019 es mediadora juvenil en el Centro de Estudios y Apoyo al Desarrollo Local (CEADL) y trabaja con jóvenes y adolescentes de El Alto en la difusión de sus derechos. Le interesan en especial las jóvenes migrantes, puesto que ellas tuvieron que enfrentar el machismo en sus pueblos para buscar una oportunidad en la ciudad. Sin embargo, es muy frecuente que terminen en relaciones de abuso y con embarazos no deseados, lo que les impide concretar sus sueños. También identificó un gran vacío en los casos de violencia que ocurren en parejas homosexuales y pretende hacer una propuesta al gobierno municipal.

La CN Bolivia a través de sus seis copartes, tiene presencia en 14 municipios distribuidos en cuatro departamentos de país; dos ubicados en la zona del Altiplano: La Paz y Potosí, y dos en la región del Valle, que son Cochabamba y Chuquisaca. Los proyectos que apoya alcanzan de manera directa a más de 13 mil niñas y niños, y cinco mil jóvenes. Forma parte de la plataforma de ONGS suizas y de la Alianza Joining Forces Bolivia, y está articulada a la Federación Internacional de TdH.

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